Eutanasia: Filosofía de la “Buena Muerte” en Pequeños Animales
La eutanasia es un procedimiento que provoca la muerte digna y humanitaria de los animales, es un tratamiento terapéutico que busca mitigar el sufrimiento del paciente y de los propietarios a nivel físico y emocional; este concepto viene de los términos griegos “eu” que significa bien y “thanatos” que significa muerte; para esto se busca generar condiciones de bienestar que contribuyan a los criterios que plantea Beaver et al, 2001 para asegurar que la muerte causada por eutanasia sea humanitaria, buscando aplicar un método indoloro que logre una rápida inconsciencia seguida de la muerte, minimizar el miedo y la angustia del animal y que sea confiable e irreversible; para cumplir con esto se deben tener en cuenta factores como la especie, la edad y la salud del animal.
Existen razones por las cuales se decide realizar la eutanasia en un animal de compañía (principalmente perros y gatos) dentro de las que se encuentran la persistencia de enfermedades incurables, degenerativas y graves, que el animal represente un riesgo potencial para su propietario y las demás personas o animales ya sea por su temperamento o por presentar enfermedades que afecten la salud pública como las enfermedades zoonóticas.
En estos procedimientos participa de forma activa el Médico Veterinario; el cual por medio del bienestar animal y principalmente la ética busca evitar el sufrimiento del paciente, lo cual puede generar un conflicto, ya que, por un lado, para evitar el sufrimiento y el dolor se decide que la mejor opción es la eutanasia, pero, también se puede generar la muerte prematura del animal por lo que se debe analizar de forma exhaustiva si realmente este es el mejor procedimiento a realizar. Por esta razón los Médicos Veterinarios que lo realicen deben estar bien informados, tener la capacidad de hablar con los propietarios ya que es un momento difícil donde toda la información debe ser clara y entendida por ambas partes para así tomar la mejor decisión, aunque se debe tener en cuenta que la decisión final la toma el propietario con base a la información recibida por el Médico Veterinario tratante.
A raíz de esto se han generado diferentes escalas de calidad de vida tanto en animales como en humanos, donde se evalúan aspectos dentro de los que se encuentran el dolor, hambre, hidratación, higiene, alegría, movilidad, más días buenos que malos, en los que se realizan preguntas para evaluar la condición del paciente. En puntuación de 0 a 10, donde 0 es inaceptable, y 10 excelente.
Además, se debe tener en cuenta que es un momento muy susceptible donde factores como el ambiente, el aroma, el ruido, entre otros contribuyen a la percepción del propietario sobre el momento de la eutanasia, por lo que se debe buscar satisfacer la mayor cantidad de necesidades tanto para ellos como para la mascota y apoyar a los propietarios en todo el procedimiento y después del mismo.
Dentro de los factores que debe evaluar el Médico Veterinario durante el proceso son la satisfacción de todas las necesidades del paciente, la percepción del dolor y determinar cuando ya ha muerto, para esto se debe primero asegurar que el paciente no tiene reflejos palpebral ni flexores, segundo auscultar si el paciente está respirando y tercero si tiene frecuencia cardiaca para así identificar el momento de la muerte, además de previamente advertir a los propietarios sobre los efectos que pueden generar los medicamentos a utilizar. Se busca que el profesional ofrezca todo su conocimiento y las herramientas para realizar un procedimiento ético y dentro de todos los parámetros de seguridad y eficacia tanto para el paciente como para sus propietarios.
Generalmente los medicamentos de elección para este procedimiento son los productos derivados del ácido barbitúrico, principalmente pentobarbital sódico, combinado con agentes anestésicos locales como la fenitoína, aunque también se pueden administrar medicamentos alfa- 2 agonistas como la Xilacina; lo que se busca con estos protocolos es que de forma rápida y por medio de mecanismos como la depresión directa de las neuronas, hipoxia y alteración física de la actividad cerebral se genere la muerte del paciente sin generar efectos adversos ni reacciones inesperadas como vocalizaciones, intentar escapar, jadeo, hiperventilación, salivación, o signos de dolor como dilatación de las pupilas, taquicardia, escalofríos, temblores musculares, espasmos, micción, defecación, entre otras. Los diferentes protocolos que se realizan buscan generar la pérdida rápida de la conciencia, seguida por un paro cardiaco o respiratorio y finalmente la pérdida de la función cerebral.
Existen diferentes formas para realizar una eutanasia eficiente como segura, dentro de las más utilizadas y confiables está la eutanasia farmacológica la cual consiste en la realización de mezclas de medicamentos los cuales crean sinergismos puesto la utilización de agentes individuales no generan los efectos deseados para esta labor. De acuerdo con esta premisa existen mezclas a base de (Pentobarbital sódico 390 mg y Difenilhidantoína sódica 50 mg) que se utiliza como eutanásico y Xilacina 2% como sedante.
En cuanto a su mecanismo de acción, el pentobarbital causa la muerte al deprimir el sistema respiratorio, tiene propiedades sedantes, hipnóticas y anticonvulsivas, deprime la corteza sensorial, disminuye la actividad motora, altera la función cerebelosa, produce somnolencia, reduce el metabolismo cerebral y el flujo cerebral para disminuir la presión intracraneal; este medicamento actúa ingresando al torrente sanguíneo, y se mueve rápidamente al corazón y luego al cerebro, donde rápidamente deprime todas las funciones vitales. La difenilhidantoína (fenitoína) es un fármaco anticonvulsivo de primera generación, ampliamente utilizado en convulsiones tónico-clónicas generalizadas, convulsiones parciales complejas y el estado epiléptico, genera toxicidad cardiovascular cuando se administra por vía parenteral. Muestra sus principales signos de toxicidad en los sistemas nervioso y cardiovascular, la sobredosis de fenitoína causa neurotoxicidad, la fenitoína es un Antiarrítmico de Clase IB, sus efectos depresores sobre los canales de sodio dependientes de voltaje cardíacos pueden provocar arritmias, bloqueos sinoauricular y auriculoventricular.
La dosis letal de Pentobarbital Sódico como dosis única letal es de 120 mg/kg, sin embargo al ser mezclado con Fenitoína y aplicados vía intravenosa la dosis letal de la sustancia es de 87 mg/kg lo que equivale a 1 mL/ 4,5 kg en perros y 0,5 mL/ 2,25 kg en gatos por vía intravenosa. En cuanto a la Xilacina, se puede aplicar como sedante previo a la Eutanasia en dosis de 1,1 a 2,2 mg/kg intravenosa e intramuscular respectivamente.
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Bibliografía
- Lund, H. S., Eggertsson, S., Grondahl, A. M., & Eggertsdottir, A. V. (2010). Views on euthanasia and the rehoming of dogs in Norway and Iceland. Veterinary Record, 166(24), 749–752. doi:10.1136/vr.b4856
- American Veterinary Medical Association. (2020). AVMA Guidelines for the eutanasia of animals: 2020 edition.
- Henao, S. (2017). Eutanasia en animales de compañía, dilemas, encuentros y desencuentros. Revista Colombiana de Bioética. 11 (3)
- Cabrejo, C. (2016). La eutanasia en medicina veterinaria de pequeños animales. Redvet, revistas electrónicas de medicina veterinaria. 17(7).
Felipe Gamboa, MV, ULS
PhD en Farmacología y Toxicología
Director Científico y Asuntos Regulatorios – Laboratorios Erma S.A.