Hemoparásitos en bovinos: ¿Cuál es su impacto y tratamiento en Colombia?
La importancia de la ganadería para Colombia
La creciente población humana continúa demandando proteína de origen animal de alta calidad. Por ello, la producción de carne de bovinos en el mundo llegó a 351 millones de toneladas en 2013, marcando un crecimiento respecto a los años anteriores.
Por su parte, la producción de leche en 2023 se situó cerca de 550 millones de toneladas, destacándose un aumento de 5 millones de toneladas respecto a 2022 a escala global.
En los países tropicales y subtropicales la ganadería es una fuente de ingresos de gran importancia para las comunidades rurales. En los países en vías de desarrollo, la ganadería puede ser el principal ingreso para cerca de 1400 millones de personas según la FAO.
En Colombia, actualmente hay cerca de 29 301 392 millones de bovinos, distribuidos en 633841 predios según los datos del censo bovino (ICA, 2023). Los cinco departamentos con mayor población de bovinos son: Antioquia, Córdoba, Meta, Casanare y Caquetá.
En este contexto, la ganadería en Colombia aporta cerca del 48,7% del PIB pecuario y genera aproximadamente 810.000 empleos directos (FEDEGAN, 2018). Por ello, garantizar la salud de los bovinos es un objetivo fundamental para el desarrollo y el crecimiento de este sector pecuario.
Uno de los problemas con mayor impacto y expansión en la producción y salud bovina se relaciona con los hemoparásitos, transmitidos por vectores como las garrapatas.
¿Cómo impactan los hemoparásitos en la salud bovina?
Las garrapatas son consideradas globalmente el vector de mayor importancia en salud animal y el segundo en salud humana (después de los mosquitos). Esta relevancia está directamente relacionada por la capacidad de estos parásitos artrópodos de transmitir patógenos a los animales durante su alimentación de sangre.
Las condiciones ambientales de Colombia favorecen la multiplicación y expansión de garrapatas, lo que facilita la transmisión de los agentes hemoparásitos que afectan la salud de los bovinos, conocidos coloquialmente como “ranillas” o fiebres (Benavides-Ortiz et al., 2012).
Entre los hemoparásitos que causan un mayor impacto en la salud bovina se encuentran los causados por los géneros Theileria, Trypanosoma y especialmente por Babesia y Anaplasma.
La Babesiosis es causada por el protozoario hemotrópico del género Babesia (Filum Apicomplexa; Orden Piroplasmida), con dos especies de mayor importancia: B. bigemina y B. bovis. Este hematozoario parasita los eritrocitos de los bovinos. Por su lado, el género Anaplasma causa anaplasmosis y está catalogado dentro de los organismos rickettsiales, siendo las especies de mayor importancia A. marginale y A. centrale que parasitan los eritrocitos de los bovinos, especialmente de animales adultos.
Los hemoparásitos en bovinos tienen impactos económicos directos asociados a la disminución en la ganancia de peso y producción de leche, pérdida de condición corporal, y mortalidad de los animales. Al mismo tiempo, estos hemoparásitos ocasionan pérdidas económicas indirectas asociadas al costo de los tratamientos, protocolos de control y problemas de comercialización de productos(Benavides-Ortiz et al., 2012).
¿Cómo se diagnostican los hemoparásitos en bovinos?
La base fundamental del diagnóstico de los hemoparásitos en bovinos inicia con la historia clínica y anamnesis de los grupos animales implicados. A su vez, esto debe complementarse con el examen clínico riguroso, los signos post-mortem de animales afectados y las pruebas de frotis sanguíneos o de tejidos.
Entre la sintomatología común de estas entidades causadas por hemoparásitos están la fiebre, anemia, anorexia, disminución de la producción, baja condición corporal y muerte. Estos signos varían por condiciones como la cepa del patógeno, edad del animal, raza y manejo. De forma específica, la B. bigemina puede cursar con hemoglobinuría; B. bovis con sintomatología nerviosa; A. marginale con Ictericia (Benavides-Ortiz et al., 2012).
Frente a la babesiosis, los frotis de sangre u órganos coloreados con tinción de Romanowsky permiten identificar casos clínicos de forma rutinaria. Sin embargo, esta técnica diagnóstica puede tener baja sensibilidad en pacientes subclínicos o en fases crónicas de la enfermedad. Por otro lado, la tinción de Giemsa de frotis sanguíneos es otra técnica diagnóstica de gran utilidad en fases agudas de la anaplasmosis, especialmente si los pacientes tienen una marcada parasitemia (Maharana et al., 2016).
Otras pruebas diagnósticas usadas actualmente son los métodos directos moleculares como PCR o PCR en tiempo real. Adicionalmente, hay disponibles pruebas indirectas de serología como el método por fijación del complemento, IFAT o ELISA (Maharana et al., 2016).
Estrategias de tratamiento y control de hemoparásitos en bovinos
Para el tratamiento de la anaplasmosis por A. marginale en bovinos, Laboratorios ERMA recomienda Normif NF. Este producto cuenta con Oxitetraciclina, un antibiótico bacteriostático que inhibe la síntesis de proteínas de estos hemoparásitos al unirse, de forma irreversible, a la subunidad ribosomal 30S. Así mismo, Normin NF cuenta con Diclofenaco sódico el cual es un antiinflamatorio que funciona de coadyuvante en bovinos con dolor, fiebre o inflamación producida por estas infecciones.
NORMIN NF se aplica por vía intramuscular y debe tener un tiempo de retiro de 28 días después de finalizado el tratamiento en ganado de carne y de 6 días en ganado de leche.
Adicionalmente, para el tratamiento de la babesiosis bovina por B. bovis o B. bigemina en bovinos, laboratorios ERMA recomienda ANTRIMIZIN. Este producto también es una alternativa para el tratamiento de anaplasmoisis en bovinos.
ANTRIMIZIN NF cuenta con Dipropionato de Imidocarb. Este principio activo se combina con el ADN de los hemoparásitos y genera la desnaturalización, lo cual inhibe su replicación celular (Plumb, 2018)
Los animales tratados no deben sacrificarse para consumo humano hasta 213 días después de finalizado el tratamiento y la leche solo puede ser consumida 6 días después de finalizado el tratamiento.
Adicional a los tratamientos farmacológicos, algunas medidas de control y prevención de los hemoparásitos están enfocadas en los vectores transmisores (garrapatas), tales como (Cortés-Vecino, 2018):
- Implementar tiempos de cuarentena para animales nuevos que lleguen al hato.
- Realizar un control químico periódico y riguroso de garrapatas en los animales y los predios.
- Mejoramiento de la resistencia de los animales con cruce de razas resistentes a garrapatas y hemoparásitos.
- Implementar la rotación de potreros para cortar los ciclos de reproducción de garrapatas.
- Considerar el uso de vacunas disponibles frente a los hemoparásitos y las garrapatas.
- Control biológico mediante depredadores invertebrados y vertebrados de las garrapatas.
REFERENCIAS
- Benavides Ortíz, E., Polanco Palencia, N., Vizcaíno Gerdts, O., & Betancur Hurtado, Ó. (2012). Criterios y protocolos para el diagnóstico de hemoparásitos en bovinos. Revista Ciencia Animal, 1(5), 31-49.
- Cortés-Vecino, J. A. (2018). Control integrado de garrapatas y su importancia en salud pública. Biomédica, 38(4), 452-455.
- FEDEGAN. (2018). Ganadería colombiana: Hoja de ruta 2018-2022. Bogotá, D.C., Colombia: Federación Colombiana de Ganaderos (FEDEGAN). Recuperado de
- ICA, 2023. Censo Pecuario Nacional.
- Maharana, B. R., Tewari, A. K., Saravanan, B. C., & Sudhakar, N. R. (2016). Important hemoprotozoan diseases of livestock: Challenges in current diagnostics and therapeutics: An update. Veterinary world, 9(5), 487.
- Plumb, D. C. (2018). Plumb’s veterinary drug handbook: Desk. John Wiley & Sons.
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OMAR A. LOPEZ RAMIREZ, MV – Universidad Nacional de Colombia
Gerente de Mercadeo – Laboratorios ERMA
Imagen de: Pixabay