Mi Perro tiene Pioderma. ¿Qué es eso? – Segunda parte
En relación con los piodermas profundos, se observa que son menos frecuentes que las superficiales, más fáciles de diagnosticar clínicamente, pero más difíciles de controlar. Consisten en infecciones penetrantes de la piel, que afectan áreas más profundas que el folículo piloso, alcanzando la dermis y en ocasiones la hipodermis. Pueden originar signos de enfermedad sistémica y heridas que no pueden cicatrizar. Estas piodermas profundas, son la continuación de una infección de superficie o foliculitis superficial. La colonización se profundiza dentro de los folículos pilosos e irrumpe a través de la pared folicular produciendo furunculosis. Si invade el tejido graso se habla de celulitis y paniculitis. Uno de ellos, la Foliculitis profunda, forunculosis y celulitis, afecta la porción distal del folículo piloso, comprometiendo dermis y/o subcutáneo.
Muchas veces se originan de una foliculitis superficial preexistente. Si la inflamación del folículo avanza hacia la porción distal, la ruptura del folículo puede llevar a una reacción a cuerpo extraño, por la liberación de queratina y a una forunculosis con una reacción dérmica piogranulomatosa. Esto puede llevar a una destrucción del folículo piloso y sus anexos, que son reemplazados por tejido fibroso, resultando en una alopecia irreversible. Puede producirse una celulitis que se caracteriza por una inflamación difusa con diseminación de pus a través de los planos tisulares, afectando dermis y subcutáneo. Al igual que en el caso de la foliculitis superficial, la foliculitis bacteriana profunda se desencadena por factores predisponentes o enfermedades subyacentes. Una de las causas más frecuentes de foliculitis profunda, especialmente en perros menores de 18 meses, es la demodicosis. Por otra parte, la Celulitis localizada es un pioderma de los puntos de presión, hay lesiones necróticas en los codos, la grupa, metatarso, zonas laterales de los dedos. Se debe a un trauma continuado por apoyo en perros de gran peso. Alteraciones de la inmunidad por causa de hipotiroidismo o de hiperadrenocorticismo, natural o iatrogénico, son factores subyacentes frecuentes en perros adultos. El principal patógeno es el S. pseudointermedius, sin embargo, frecuentemente se pueden aislar bacterias gram negativas como Proteus sp. Pseudomonas sp. y Escherichia coli. Ocasionalmente, un trauma folicular directo puede ocasionar una furunculosis debido a la implantación traumática de trozos pilosos fuera del folículo, en la dermis que lo rodea. Es frecuente la forunculosis traumática causada al rasurar el perro “a contrapelo” o al cepillarlo con demasiada agresividad. También es posible que el perro se ocasione una forunculosis traumática autoinducida por excesivo lamido, en el caso de la dermatitis acral por lamido.
Al igual que en el caso de la foliculitis superficial, las pústulas se centran alrededor de los folículos pilosos, sin embargo, las pústulas de la foliculitis/furunculosis profunda tienden a ser más grandes. Se pueden observar nódulos firmes, fístulas drenantes y, en algunos casos, el pus, que puede ser blanquecino a amarillo grisáceo, puede tornarse rosado o rojo, indicando hemorragia por un daño dérmico más profundo. Puede haber zonas con necrosis de la superficie y alopecia de diferentes grados, que son más evidentes en perros de pelo corto. En casos crónicos, se va a producir hiperpigmentación y liquenificación que, al igual que en el caso del pioderma superficial, pueden enmascarar las lesiones primarias. Una lesión muy típica del pioderma profundo en los perros son las bullas hemorrágicas, que son placas o nódulos, levemente levantados, con un color que varía de rojo a azul oscuro o violeta.
Otro tipo de pioderma profundo es la Foliculitis necrotizante piotraumática, que consiste en un pioderma profunda focal o multifocal, que imita clínicamente las lesiones observadas en la dermatitis piotraumática que, como se indicó anteriormente, es un pseudopioderma o pioderma de superficie. La patogénesis exacta no se conoce. Sin embargo, lo más probable es que se trate de un síndrome que comienza con áreas focales de pioderma profunda, pruriginosas y dolorosas, que por autotraumatismo, generan lesiones en la superficie que se semejan clínicamente a la dermatitis piotraumática, sin que exista aparentemente, una pioderma superficial preexistente. La infección llega hasta la dermis como un proceso agudo, ulcerativo y doloroso hasta producir la necrosis. Clínicamente se observa la piel espesa, plaquetiforme, rodeada por pápulas y pústulas satélites. Las lesiones se observan en carrillos y cuello.
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MV. MSc. Marco Leal García
Literatura citada:
- What has changed in canine pyoderma? A narrative review. Loeffler A, Lloyd DH.Vet J. 2018 May;235:73-82. doi: 10.1016/j.tvjl.2018.04.002. Epub 2018 Apr 6.